EL PERÍODO HELENÍSTICO (I)
EL ASCENSO DE MACEDONIA
Tras las sucesivas hegemonías que se dan tras la guerra del Peloponeso se encontró un vacío de poder a causa del desgaste de las tres potencias durante la primera mitad del siglo IV que iba a ser ocupado por la ambición de Filipo II, rey de Macedonia.
Desde el siglo VIII a.C los macedonios iniciaron una expansión hacia el sur y el este, lo que llevó a que los macedonios ocupasen una gran superficie territorial estratégicamente ubicada en el Egeo septentrional que contaba además con grandes recursos agrícolas y mineros. La población del reino procedía de la mezcla de elementos tracofrigios con otros de origen ilirio-epirota. La nobleza macedonia experimentó desde muy pronto un profundo proceso de helenización que le hizo adoptar el griego como lengua política y de prestigio.
Estructura política macedónica:
El soberano macedónico era el jefe del ejército y portaba el título de rey.
Subsistían principados locales gobernados por grandes señores que ejercían su autoridad personal sobre los pueblos de su territorio. Esta circunstancia provocaría en los momentos de lucha por la sucesión al trono numerosos conflictos internos por el apoyo de estos grandes señores a uno u otro pretendiente.
Durante su período como regente, tuvo que afrontar la amenaza de invasión por parte de los ilirios, peonios y tracios y anular los numerosos pretendientes al trono que habían surgido tras la muerte de Pérdicas.
Comenzó a extender su influencia fuera de las fronteras macedónicas, hacia Tesalia, el Epiro y hacia el Egeo septentrional donde conquistará las ciudades de Anfípolis, Potidea, Pidna y Crenides, iniciando un enfrentamiento con Atenas que tuvo que resignarse a la pérdida de todas las plazas que poseía en el norte del Egeo.
Filipo inició una profunda reforma del ejército. Dentro del campo militar consistió en acoplar los diversos elementos étnicos que componían el ejército macedonio cuya disciplina y eficacia se aseguraba mediante un durísimo adiestramiento que contaba también con contingentes de mercenarios y tropas aliadas. A nivel de armamento consistió en la introducción de una larga pica de entre 5,5 y 7 metros de longitud (sarissa) como principal arma de la infantería pesada. La diferencia de longitud entre la pica de las primeras filas de soldados y los de filas posteriores, más larga entre estos últimos, hacía de la falange macedónica una erizada información muy difícil de superar cuyo objetivo era mantener fijadas las filas enemigas para que el resto del ejército (infantería media y ligera, caballería pesada) las envolviera y aniquilada.
La primera etapa de la conquista tuvo lugar con ocasión de la Tercera Guerra Sagrada (356-346 a.C), un conflicto surgido en el seno de la asociación político-religiosa formada por doce estados en torno al santuario de Apolo en Delfos. La extensión del conflicto por Grecia central y Tesalia provoca la entrada en la guerra de Filipo quién tras cosechar algunos fracasos a manos de los focidios, consigue en la llanura de Croco su primer gran triunfo militar en Grecia. La victoria puso en manos del Filipo el control de Tesalia pero aun estando dispuesto a intervenir en la Grecia central no se atrevió a forzar el paso de las Termópilas que estaba protegido por: espartanos, atenienses, focidios y aqueos. Durante seis años los macedonios se olvidaron de la Guerra Sagrada pero extendieron su influencia a Iliria, Epiro, Tracia, Egeo y la Propóntide dónde estorbaban la llegada de trigo a Atenas. Esto provocó los discursos de Demóstenes contra Filipo, presentado como enemigo mortal de la libertad y la democracia.
Los principales perjudicados fueron los miembros de la Liga Calcídica. La toma y la destrucción de Olinto y el fracaso diplomático de Atenas determinó el inicio de las negociaciones de paz. El tratado es conocido como Paz de Filócrates y sancionaba las conquistas de Filipo y establecía una alianza militar entre Macedonia y Atenas y sus aliados. Tras la Tercera Guerra Sagrada se reconoce a Macedonia como un estado griego más.
Filipo, dueño de Grecia disolvió la Liga Beocia e impuso un gobierno promacedónico apoyado por una guarnición. El trato dispensado a Atenas fue mucho más benigno. Esparta fue la única ciudad que no envió embajadores a un congreso panhelénico reunido en Corinto. De este congreso surge la llamada Liga de Corinto alianza militar regida por un consejo, el synedrion, del que no formaban parte los macedonios, sin embargo esta Liga se comprometía con Filipo a un pacto defensivo y ofensivo por el que se reconocía al soberano macedonio la hegemonía sobre la alianza. el título concedido de strategos autokrator refleja perfectamente su autoridad prácticamente
ilimitada.
Isócrates se identificó con el ideario panhelenista abrazando la causa de Filipo de Macedonia como líder de los griegos frente al enemigo: los persas. Sin embargo, Demóstenes, era un ferviente defensor de la democracia y de la autonomía de la polis, quién no dudó en presentar a Filipo como un bárbaro enemigo de la libertad y de la esencia política de los griegos.
Comentarios
Publicar un comentario